LA COSMOVISIÓN DE LAS
TIERRAS BAJAS
Por Hernán Mamani Llojlla
El
conocimiento del mundo es la parte esencial del hombre, esta idea es adaptado
desde el momento del nacimiento del ser humano, desde este punto de vista,
entendemos que ésta forma de observar y conservar el mundo se atañe
estrechamente con la vida; por lo cual, esto implica desarrollar y conservar la
vida desde una mirada filosófica, epistemológica, antropológica, sociológica y
psicológica; ya que la vida es un proceso cíclico que gira en función a los
elementos vitales existentes en el mundo natural, social y cultural. Por ello
justamente comprendemos que la vinculación de la vida con el entorno
existencial es parte esencial del desarrollo de las sociedades; pues no
olvidemos que desde la antigüedad todas las culturas del mundo han tenido que
asumir una concepción del mundo, donde se explican la existencia del mundo y de
sí mismo de manera recíproca y complementaria.
Desde
este punto de vista, podemos subrayar que la vida no solamente consiste en el
desarrollo del hombre como tal sobre la tierra; sino por el contrario, la vida
es una forma de complementariedad en reciprocidad y armonía entre el hombre y
la naturaleza existente en el mundo; al menos, esto es la concepción de las
culturas existentes y desarrolladas en las tierras bajas del país y el mundo
entero.
Entre
las comunidades o pueblos que habitan las tierras bajas o amazonias,
desarrollan y conservan la vida desde una concepción heurística, dialógica, complementaria,
recíproca y en armonía con todos los elementos existen en su entorno natural y
cósmico. Lo básico o el común denominador de su cosmovisión de estos pueblos es
la relación con la esencia de la deidad; es decir, la mayoría de estos pueblos
rigen la vida en medio de su comunidad relacionado a los deidades, donde
expresan que su fe y confianza en los espíritus de sus muertos, de las
montañas, de los montes, ríos, agua, etc.
Así
por ejemplo, según las investigaciones y los análisis realizadas por el
Ministerio de Educación de Bolivia, la cosmovisión de las diversas culturas se
enfatizan, como sigue: los afrobolivianos, por ser aborígenes del continente
africano, al igual que los demás pueblos, conservan su cosmovisión bajo las
características de sus raíces culturales, especialmente de la parte Angola y
Congo, quienes fueron traídos en condición de esclavos y denominados por sus
amos como bestias de carga, una concepción o denominación que no cabe en la
mentalidad y cosmovisión de las culturas de estas tierras bajas.
Por
su parte Los Araona, conservan su cosmovisión creyendo en los espíritus
(deidades), quienes aseveran que el entorno natural posee vida (postura
animista). Según el cuaderno de PROFOCOM, estos pueblos, es difícil que crean
en Dios, ellos buscan algo más sobrenatural sobre Dios.
Los
Baure, se caracterizan por ser animista, afirman que los espíritus de la
naturaleza denominados “achané” se encuentran desperdigados e inmersos en todos
los seres vivos de la naturaleza (animales y plantas).
Así
sucesivamente, cada cultura de las amazonias poseen y conservan su cosmovisión
desde un punto de vista dialógico y complementario con las deidades del mundo
natural; los Canichana, mantienen “la Danza del Machetero Loco”, que representa
una combinación de valentía, apasionamiento, agresividad y recogimiento. Por
otra parte, los Cariveño, mantienen sus creencias, especialmente las
relacionadas con los espíritus del monte y de las aguas; ellos antes eran
animistas, puesto que creían en fantasmas comunes. Asimismo, los Cayuvava, son supersticiosos,
asumen gran temor por los espíritus de los muertos, pues creían en la inmortalidad
del alma. Los Chacobo, creen en los animales, plantas, en los ríos, en las
lagunas y en los muertos. Los Chimane, de manera general también creen en los animales,
y la naturaleza que le rodea.
Los
Chiquitano, los Esse Ejja, los Guarasug`we, los Guarayo, conservan sus
creencias animistas. Los itonoma, que siendo animistas creen que la flora, la
fauna, el agua poseen espíritus; los Joaquiniano, los Lecos, los Machineri, los
Reyesano o Maropa, los Moré y los Moseten, por ejemplo tienen creencia sobre el
mundo mítico. Y así las otras culturas de las amazonias, como los Movima, los
Moxeño, los Nahus, los Pacahuara, los Sirionó, los Tacana, los Toronoma, los
Yaminahua, los yuki, los Yuracaré, etc. Aunque de distinta manera, con diversos
enfoques en determinadas ocasiones y contextos desarrollan sus cosmovisiones
vinculadas a la madre naturaleza y sus elementos dinámicos e inanimados, ya que
su mundo está regido por los espíritus o energías cósmicas telúricas y que los
mismos siempre están en medio de ellos y junto a ellos.
Por
tanto, la cosmovisión de las tierras bajas es un punto de reencuentro del
hombre con la naturaleza en el marco de la complementariedad y reciprocidad en
diversos espacios y tiempos. Esta forma de percibir el mundo bajo la concepción
telúrica y complementaria de las culturas de tierras bajas, es la que media el proceso de la fertilidad y
productividad; es decir, así como el hombre demanda de la naturaleza, la misma
madre tierra tiene necesidad de la reciprocidad y preservación de parte del
hombre; justamente en eso consiste la cosmovisión de las culturas de las
tierras bajas o amazonias.
BIBLIOGRAFIA:
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